martes, 4 de septiembre de 2007

Chile, otro 29 para la memoria o breviario de calvarios colectivos.


Semejantes, disímiles y a veces contrapuestos estamentos de todos los rincones de este larga columna vertebral arqueada, doblada y moreteada llamada Chile, se levantaron e irguieron en contra de un sistema miserable, rata y cobarde de señores bien que se esconden en sus oficinas y otean desde sus balcones como son apaleados los trabajadores, los estudiantes, las mujeres, los niños y los viejos.
El 29 de agosto fue un llamado de “atención” hacia los que manejan el país.
El chantaje de ciertos sectores supuestamente de izquierda que viven en constante contradicción con sus propios discursos, hicieron el llamado a la Protesta, Paro, (que más parecía un simple “reparo” a ciertas injusticias sanables por lo demás)
Otros, después de largos debates y largas discusiones acordaron salir a la calle ese día, pero no para legitimar, respaldar o aprobar a la Central de Trabajadores sino por encontrar legítimo el hecho de expresar el descontento y los reclamos populares. No hubiese sido justo dejar marchar solos a ciertos cuestionados representantes de la clase trabajadora para que se arrobaran un protagonismo que no han tenido nunca. Para que posaran de dirigentes de los obreros cuando su desempeño ha sido entre mediocre, pésimo y fatal.
Por otro lado, tratando de reparar la alicaída, y penosa imagen que la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) tiene en la actualidad, el presidente, Arturo Martínez, se puso a la cabeza del movimiento al igual que otros figurines.
Y la expresión no es más que retórica, porque hace rato que Martínez está la cabeza, pero de un montón de espantapájaros con heno por neuronas que pretenden ahuyentar al cuervo empresarial que todo lo roba, carcome y destruye, con meros saludos a la bandera.
En 17 años de gobiernos de la Concertación se le olvida a Martínez que ha corrido presto a dar su voto y los que sus influencias arrastran, hacia las arcas electorales de los mismos gobiernos que justo ahora tan ácidamente crítica.
Martínez es militante del PS, (Partido de Sabandijas) que se hacen mal llamar “Socialistas” popularmente conocidos como “sociolistos”. El mismo partido donde Milita la presidenta de Chile, Michel Pinochet, Bachellet digo. (Delineando suavemente las contradicciones, y tendencias que existen al interior de la Concertación, los chupasangres y los chupasangres, pero con anestesia)
A parte de las acusaciones por maniobras antisindicales al interior de la propia central de trabajadores, sueldos brujos, nepotismo, actitud matonescas, dictatoriales, (Donde Martínez es famoso por lo desagradable y agrio que es) comisiones relámpagos y de haber recibido con alfombra “roja” en su sede al líder del partido ultraderechista, Unión demócrata Independiente (UDI) Hernán Larraín, y discutir entre bromas, café y galanterías, el cómo “suavizar” la explotación sobre la clase trabajadora.
Donde unos de los mayores avances en las conversaciones fueron la “desinteresada y generosa” oferta por parte de la derecha de capacitar a los obreros bajo sus doctas enseñanzas.
La CUT es una puerta vieja, por donde entra y sale la servidumbre y que el sistema capitalista, representado por el Gobierno de la Concertación, usa para darle escape y salida al descontento popular, pero sólo como terapia de masas.
El paro del 29 fue una maniobra política, más que un movimiento de trabajadores. Los acuerdos por arriba fueron los que impulsaron este movimiento desde las bambalinas.
La afiliación a la central ha ido decreciendo espantosamente en los últimos años, la cual, ha procurado, leal y consecuentemente, no hacerles olitas a los gobiernos de la concertación y todos los llamados que ha hecho a paro han sido meros dibujos sobre el agua. No tiene ni la fuerza, ni el arraigo en los trabajadores. Obrero entiende, la CUTno te defiende es voz de pópulo en Chile.
El auge que hay o pudiese haber en la tozuda lucha emprendida por distintas ramas de trabajadores, poco o nada tiene que ver la Cut. La cual cada vez que ha intervenido ha sido para oficiarlas de garantes tanto entre los trabajadores como de los empresarios, procurando siempre no estresar demasiado a los dueños del capital. SEGUIR LEYENDO

Andrés Bianque